lunes, 11 de abril de 2022

El tesoro de los libros (3A)

El Día Internacional del Libro, cuya popularidad crece año tras año, se celebra en muchos países cada 23 de abril. Desde 1988 la UNESCO promueve su celebración para fomentar la lectura y la industria editorial, así como para tutelar la propiedad intelectual y los derechos de autor.


En algunas ciudades españolas el 23 de abril está también vinculado a tradiciones y leyendas populares mucho anteriores al reconocimiento de la Unesco como día de especial interés. Por ejemplo, en Cataluña y en Aragón se festeja Sant Jordi o San Jorge – el santo patrón de ambas comunidades –, mientras que en Alcalá de Henares se hace entrega del Premio de Literatura en Lengua Castellana «Miguel de Cervantes» a un autor por el conjunto de su obra.

Un invento que hizo historia

Sin embargo, si miramos hacia atrás en el tiempo, celebrar el Día del Libro sería impensable sin la imprenta. El invento del alemán Johannes Guttemberg, que algunos también llamaron "el nuevo arte maravilloso de escribir", no solo aumentó la circulación de libros y estampas, sino que representó un desarrollo sin antecedentes en muchos campos del saber.

Y la imprenta entró en España 

Aunque los primeros impresores fueron alemanes, la imprenta llegó a España procedente de Italia entre los años 1465 y 1470. Ciudades como Florencia, Venecia y Milán contaban con importantes talleres; estos se dedicaban a imprimir libros y similares que exportaban a toda Europa. De hecho, la mayoría de volúmenes realizados con el nuevo invento eran italianos de origen pero estaban pensados para el mercado español, entre otros.

Las fuentes indican que fue en 1472 cuando un tal Juan Párix de Heidelgberg instaló un taller de imprenta en Segovia, por encargo de su obispo, Juan Arias Dávila. Gracias a ambos se realizó El Sinodal de Aguilafuente, que contiene documentos relacionados con el sínodo[1] celebrado en esta localidad segoviana en junio de ese mismo año. A partir de entonces los talleres dedicados a la imprenta fueron apareciendo por toda la Península Ibérica.

Un volumen único 

De este primer libro impreso en España, y en español, se conserva un solo ejemplar en el mundo en la catedral de Segovia. La obra, que ha sido asegurada por 8 millones de euros, saldrá de su habitual sede para exhibirse en la inminente exposición Incunabula: 550 años de la llegada de la imprenta a España organizada por la Biblioteca Nacional de España (BNE). 

Libros que son un tesoro

El vocablo latino incunabula – en español «incunables» – hace referencia a la época en que los libros se hallaban «en su cuna», es decir en la primera «infancia», en los inicios de la técnica moderna de hacer libros a través de la imprenta. Es por ese motivo que los libros impresos entre 1453 – fecha de la invención de la imprenta – y 1500 se conocen como «incunables». 

Según informaron a los medios de comunicación los comisarios de Incunabula, María José Rucio y Fermín de los Reyes, «la exhibición se compone de una veintena de obras, una selección de herramientas y materiales tipográficos, y la réplica de una imprenta del siglo XVII cedida por la Imprenta Municipal-Artes del Libro de Madrid. Todos los ejemplares proceden de los fondos de la Biblioteca Nacional a excepción de El Sinodal de Aguilafuente, que ha sido prestado por la Catedral de Segovia».

También se mostrarán los primeros impresos de importantes talleres pioneros de Barcelona, Sevilla, Valencia y Zaragoza, así como algunos incunables muy significativos de trece localidades, cuyo valor incalculable los convierte en auténticos tesoros de la tipografía.

Para las personas que lo deseen, el personal de la biblioteca hará visitas explicadas de una duración máxima de 20 minutos para las que será posible reservar hora a través de la web de la BNE.