Nuestro planeta está enfermo y su salud va empeorando cada vez más porque nosotros lo estamos maltratando. La tierra sufre por el cambio climático que se está produciendo, es decir, por el aumento de la temperatura media, con la consecuente desaparición de algunas especies animales y vegetales.
Además, el aire que respiramos está cada día más contaminado por los gases tóxicos que salen de las fábricas y de nuestros coches y por la quema de combustibles fósiles. Las lluvias ácidas, en cambio, destruyen nuestro suelo y subsuelo. Otro gran problema de nuestro planeta es la deforestación; esta causa cierta alteración del equilibrio del ecosistema terrestre porque la eliminación de los bosques puede provocar la desertización y la erosión. No hay que olvidar, por último, el derrame de residuos tóxicos en nuestros mares, que es cada vez más preocupante.
Para proteger el medio ambiente y salvar nuestro planeta debemos seguir unas reglas simples pero eficaces. Primero, debemos ahorrar agua prefiriendo duchas a baños e intentando que sean breves. Segundo, tenemos que ahorrar energía eléctrica eligiendo electrodomésticos y bombillas de bajo consumo y apagando luces innecesarias. Tercero, para no contaminar la tierra, es recomendable separar bien la basura que producimos en casa para reciclar los materiales y preferir medios de transporte públicos o ecológicos (como la bicicleta) a los vehículos de motor. En caso de incendios forestales, además, debemos avisar inmediatamente a las autoridades competentes para que intervengan enseguida. Por último, debemos aprender a respetar la flora y la fauna que pueblan nuestro planeta. Solo siguiendo estas fáciles reglas podremos ayudar concretamente a nuestro viejo planeta Tierra.