En la idea de alebrije que aparece en la película de Coco se mezclan diferentes componentes de la cultura mexicana.
Los alebrijes son elementos importantes del arte popular mexicano. Hay dos tipos de alebrijes, los alebrijes inspirados en el sueño pesadillesco del artesano Pedro Linares que están hechos con la técnica del papier-mâché o cartonería, y los de madera tallada de las comunidades zapotecas del estado de Oaxaca.
Don Pedro Linares y su familia se dedicaban a hacer Judas, los grandísimos diablos de cartón que se queman en sábado de Gloria en diferentes lugares de México y que se pueden ver representados en algunos cuadros y fotografías de Diego Rivera y Frida Kahlo.
Un día don Pedro cayó enfermo. Durante su enfermedad tuvo un sueño febril en el que vio monstruos coloridos y escuchó que repetían incesantemente una palabra “¡Alebrije! ¡Alebrije! ¡Alebrije!”. Tras este evento y después de contar a los suyos su perturbador sueño, don Pedro dedicó su vida a representar los monstruos que vio en sueños mediante su trabajo artesanal. A partir de entonces, él y su familia crean piezas muy originales, verdaderas obras de arte, coloridas, extrañas, fascinantes y a veces perturbadoras. Los alebrijes son monstruos coloridos que están formados por partes de diferentes animales: cuerpo de pez, cabeza de garza, patas de avestruz, alas de dragón, cuernos de venado y con tantos colores como tu imaginación pueda llegar a visualizar.
Por otro lado, están los alebrijes tallados en madera de copal, el mismo árbol aromático cuya corteza se quema en las ofrendas de Día de Muertos. Estas figuritas talladas en madera de copal y teñidas también con tintes completamente naturales, son típicas de algunos pueblos oaxaqueños, de origen zapoteco, como San Martín Tijalcate.
En este caso los artesanos zapotecos buscaban representar en sus figuritas talladas a los “nahuales”. Los nahuales, en la tradición zapoteca, son los guías espirituales, los espíritus protectores que acompañan a cada persona al llegar a este mundo. Según los zapotecas, el nahual nos guía a lo largo de toda nuestra existencia, tanto en el plano físico como en el más allá, pues es nuestro vínculo con lo sagrado.
Pero entonces, ¿por qué se les llama alebrijes y no nahuales a estas figuritas talladas? Con la incursión y éxito de los alebrijes de Linares, se empezó a extender este nombre también a las figuritas talladas en madera de copal. Ambas artesanías son preciosas y coloridas, quizá los alebrijes de copal sean un poco más simples en su línea, pues mezclan un menor número de elementos, algunos incluso siguen la silueta de un solo animal, pero alado o simplemente con patrones pintados de flores y otros elementos de la naturaleza de importancia simbólica en la cultura zapoteca.
Hay un último elemento cultural que también se ve representado en Coco a través de los alebrijes y es la creencia de los aztecas o mexicas de que para cruzar el río del inframundo, el primer nivel para llegar al Mictlán, el lugar del descanso eterno, se necesitaba la ayuda y guía de un perro, un xoloitzcuintle. Se dice que los xoloitzcuintles esperaban a la orilla del río a las personas que les han hecho algún bien. Por esa razón, esta raza de perro era muy venerada entre los Aztecas y hoy se la considera un símbolo de la ciudad de México.
Por toda esta mezcla de elementos, Pepita y Dante tienen un papel tan importante en la trama de la película.