Una de las
celebraciones más curiosas de España, declarada fiesta
de Interés Turístico Nacional en 1996, es El Colacho, una procesión donde se salta encima de los bebés recién nacidos.
Esta sorprendente (y para muchos
peligrosa) celebración se efectúa en el pueblo español de Castrillo de
Murcia, una pequeña localidad de apenas 275 habitantes en la provincia
de Burgos, desde el
año 1621, con el fin de alejar
los malos espíritus de los
niños nacidos durante ese año. Los festejos, organizados por la cofradía del Santísimo Sacramento de Minerva, tienen lugar el domingo siguiente al Corpus Christi, a través de
una pintoresca procesión que atraviesa todo el pueblo y que tiene como elemento
más distintivo el famoso salto de los recién nacidos.
Todo comienza en la iglesia de Castrillo de Murcia, desde donde parte
la procesión con el clero, las niñas
que dieron su primera comunión
que van echando
pétalos de rosas
sobre los niños, todos los vecinos
que desean acompañar, y principalmente dos personajes que son
los pilares de esta fiesta tradicional: el Colacho y el Atabalero.
El Colacho representa al diablo y va vestido con una chaquetilla amarilla y un pantalón del mismo color con una vistosa franja roja. Se cubre la cara con una máscara (que se quita al saltar por encima de los bebés) y lleva en la mano derecha un palo con una cola de caballo, con el que a cada paso simula azotar a los espectadores.
Pero el momento en que más se luce es aquel en que la procesión se encuentra en mitad de la calle con unos colchones en el que están tumbados varios bebés, únicamente los nacidos en ese año, y que el Colacho deberá saltar para alejar los malos espíritus que puedan amenazarlos y augurarles una buena vida, mientras que el Atabalero, completamente vestido de negro, acompaña los movimientos del Colacho al ritmo de un gran tambor.
Por supuesto que esta tradición conlleva sus riesgos, ya que el Colacho podría tropezar o no tomar la energía suficiente… Por eso mismo el propio Papa ha intentado convencer a la Curia española a desistir de esta costumbre. Pero esta tradición se encuentra arraigada desde hace siglos en el folklore popular, y difícilmente se renunciará a ella.
Luego de saltar y purificar varios de estos colchones, la procesión termina y la gente va a “las eras”, donde ameniza la fiesta un grupo de baile castellano. Durante los bailes el Atabalero pronuncia un discurso y al final la gente bebe vino y come queso y pan, que gratuitamente reparte la cofradía de Minerva.
Realmente El Colacho es una celebración que a más de uno le corta la respiración en el momento de saltar el Colacho sobre esos bebés que parecen no enterarse de nada. Pero tal es la fama que ha adquirido en España y toda Europa, que para ese día acuden a Castrillo de Murcia miles de turistas y curiosos procedentes de todas partes.
www.imujer.com/mundo (texto adaptado)
1. Responde a las preguntas.
1. ¿Qué sucedió en 1996?
2. ¿Cuál es, según la tradición, la finalidad de esta fiesta?
3. ¿Quién acompaña la procesión?
4. ¿Cómo van vestidos el Colacho y el Atabalero?
5. ¿Qué lleva el Colacho en la mano y para qué le sirve?
6. ¿Qué característica deben tener los niños encima de los cuales salta el Colacho?
7. ¿Por qué el Papa ha intentado convencer a la Curia española a desistir de esa costumbre?
8. ¿Qué hace el Atabalero durante la procesión y en las eras?
9. ¿Qué se hace en las eras?
10. Seguro que tú también conoces alguna fiesta tradicional que se celebra donde tú vives. Descríbela explicando qué se hace, qué se come, cómo se viste la gente...